Un universo tan distópico como real
Eli Rezkallah, fotógrafo y artista visual libanés, desarrolló el proyecto "En un universo paralelo" para criticar el sexismo reinante en la publicidad estadounidense en los años 50. Un período posguerra que se caracterizaba por crear imaginarios sociales que ensalzaban el poder de la masculinidad hegemónica en los hombres subordinando a las mujeres.
Esta constante de los dispositivos culturales utilizó el entorno doméstico como el lugar idóneo para asentar estos imaginarios estereotipados. Cambiarlos de escala, transportarlos hasta que echasen raíces y construir un universo tan distópico como real. Si observamos las dos imágenes, la ilustración nos resulta más realista que la propia fotografía por una familiaridad que se ha construido con la tradición y el tiempo.
Los estereotipos se materializan en cuerpos atravesados por el género, la raza, la clase, entre otras categorías de la diferencia. Moldean la forma en la que somos, estamos, sentimos y percibimos el mundo, cómo nos posicionamos ante él. Nos afectan diferenciadamente porque exponen vulneraciones sistémicas que son razonas pero sobre todo sentidas.
Cuestionar cómo los estereotipos nos afectan para vivir vidas libres de violencias es el primer acto político de reconocimiento personal. Que visibiliza la forma en cómo los estereotipos sexistas se materializan en prácticas cotidianas diferenciadas para hombres y mujeres que se aprenden desde la niñez. Considero que estos reconocimientos son más difíciles de abordar en el ámbito laboral por el contenido emocional que significa sentirse vulnerable.
En este mundo tan distópico como real, aun nos chirría la fotografía del cartel mientras en silencio hay quienes siguen aceptando la verdad de la ilustración.
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